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miércoles, 12 de septiembre de 2007

Bella y Mimo, mi opinión sobre la adopción

Hace unos días conversaba con un amigo sobre la adopción, lamentablemente él no lo ve como una opción, pero cuando le expliqué mi punto de vista creo que entendió sobre la magia que envuelve el acoger un ser que biológicamente no está ligado a nosotros.

Le hacía la comparación, un poco drástica quizas, de cuando decidimos llevar una mascota a la casa, por supuesto si realmente queremos una mascota, este animalito no está ligado a nosotros biológicamente, sin embargo, nos preocupamos por ellos, los alimentamos, los mimamos, cuidamos de su salud y cuando, por ley de vida, nos faltan hasta lloramos por ellos.

Si somos capaces de integrar a nuestra familia un animalito, ojo no estoy denigrando a los animales, los que me conocen saben el trato que les doy a los mios, entonces, por qué no darle la misma oportunidad a un niño o niña a que llene nuestra vida de amor y alegría que quizás las personas que le trajeron al mundo no pueden ni quieren darle?

Solo para darles una idea: los de la foto son Bella (mi perrita de raza who knows con who cares) y Mimo (el Mimo Gato), curiosamente llegaron a mi vida mas o menos en el mismo orden que mis hijos, Bella llegó primero y dos años después yo llenaba los papeles de adopción de Mimo Gato Peralta en PADELA (Patronato de Ayuda a los Animales), es curioso y hermoso, una institución que se toma todo el cuidado antes de entregar un animalito a alguien.

Volviendo al tema principal, voy a citar una frase que una de las autoridades del Liceo donde estudié me dijo: "La diferencia entre los amigos y los hermanos es que los amigos los eliges y los hermanos vienen impuestos por la naturaleza" en cuanto a los hijos adoptivos ellos llevan la ventaja de que son ELEGIDOS, no son el resultado de un accidente, de un error en la cuenta, de un desengaño, de un compromiso, simplemente son los ELEGIDOS.

Dios bendiga a esos corazones que son capaces de recibir una persona que no tiene ninguna relación biológica para amarlos, protegerlos, alimentarlos, mimarlos, darles abrigo y sobre todo aceptarlos en nuestras vidas como NUESTROS PROPIOS HIJOS.



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente vale la pena darle la oportunidad a otros que son sobrevivientes, pues para ellos nunca ha sido facil.